Reseña: Nicolás Barreau

portada París es siempre una buena idea
Editorial Planeta, Abril de 2016. Buenos Aires, Argentina

Argumento: 

¿Quién no tiene un sueño por cumplir? ¿Quién no aspira, en el fondo, a encontrar el amor perfecto?

París es siempre una buena idea para buscar la verdad y encontrar el amor…

La propietaria de una pequeña y adorable papelería. Un atractivo profesor de literatura norteamericano. Dos vidas paralelas unidas por un libro infantil con una dedicatoria que esconde un misterio.

EL MAESTRO DE LA ROMÁNTICA CONTEMPORÁNEA VUELVE CON SU NOVELA MÁS MÁGICA Y MARAVILLOSA.

Nicolás Barreau foto De madre alemana y padre francés, estudió lenguas románticas y literatura en La sorbona. Durante un tiempo trabajó en una librería de la Rive Gauche, hasta que finalmente se dedicó a escribir. Tímido y reservado, no le gusta aparecer en público, le encantan el cine y los restaurantes y cree en el destino. Sus novelas, publicadas originalmente por una pequeña editorial alemana, han conseguido un gran éxito, convirtiéndose en verdaderos fenómenos editoriales en Alemania, Italia y España.

Mi opinión personal: 

Esta novela lo tiene todo. Para una lectora de novela romántica, Nicolás Barreau es el autor que sabe cómo hablar de amor y plasmar sentimiento en cada página. A tono con sus gustos personales, el autor busca siempre escribir sobre lo que conoce y lo apasiona. El cine, la literatura, los restaurantes, París…

Sé que tiene varias novelas publicadas y tengo que ponerme al día con las anteriores, pero esta novela me llamó mucho la atención y me gustó desde la portada, el título y toda la estética que rodea sus páginas. A quienes lo lean por primera vez, se sorprenderán de saber que el color azul es el color que tiñe la historia de Rosalie y Robert.

Un accidente, un malentendido y un cuento infantil con una dedicatoria un poco confusa son los tres puntos que unen esta historia de amor. Rosalie es una muchacha por completo sentimental, una mujer fuera de su tiempo, fuera de la tecnología, que se quedó en los años de las tarjetas postales y la papelería romántica. Robert es un profesor de literatura norteamericano a quien la vida pone en la encrucijada de tener que decidir seguir su pasión o la tradición de la familia. En eso es que viaja a París para tener una nueva perspectiva y ayudarse a decidir mejor. Lo que no sabe es que el amor lo espera detrás del escaparate azul de una simpática tienda y con una mujer que viene a dar un giro completo a su vida, no sólo personal sino familiar y profesional.

Lo mejor que tiene la novela es París, transcurre en la ciudad luz, la ciudad del amor, qué mejor que escribir sobre el amor entre las calles y monumentos de París, y más cuando se nota que el autor conoce París como la palma de su mano. Sus historias tienen todos los ingredientes para encantar, para imaginar una película, tranquilamente se podría hacer una película francesa de esta novela.

Definitivamente, París es siempre una buena idea…